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La llegada de un hermanito

Si hay un momento complicado para el primer hijo es la llegada de un nuevo miembro a la familia. Es muy difícil asumir el nuevo rol de hermano mayor que les toca y normalmente no saben cómo encajarlo.


Realmente, desde su punto de vista, es muy difícil de comprender. De repente su mundo cambia completamente y nunca más a volverá a ser como antes, por mucho que lo intenten. Cambia para siempre y muchas veces hacen grandes esfuerzos para que todo vuelva ser como antes: deshacerse del hermanito, impedir que vengan las visitas… Todo es parte de un intento por recuperar un poco el control de la situación. Pasan de tener a mamá y a papá para ellos solos, y ser los reyes de la casa a que un día llega otra persona que pone todo patas arriba y sienten que pierden sus privilegios.


Ese hermanito es un auténtico rival. Ha llegado a la familia para quitarle lo que es suyo. Dejando aparte que tenga que “cederle” parte de sus cosas, lo más importante es que le quita a mamá. Esa mamá que estaba 100% por él, ahora tiene que compartirla. Y a veces no llega con compartirla que aún le piden que no moleste mientras mamá está con el otro. ¡Pero quien se cree que es, si mamá es mía, que para eso llegué antes!



Eso es parte de lo que puede sentir un niño de 1 a 3 o 4 años. Más grandes pueden comprenderlo de otra manera. Pero tan pequeños no son capaces de entender la situación, por eso suelen estallar en ataques de ira y pueden tener momentos auténticamente agresivos. Primero porque no pueden comprender y segundo porque se sienten heridos. Sienten que han perdido la atención (o una buena parte) de mamá, y también de papá.


Realmente es así, porque llegar a casa con un bebé requiere mucha atención, requieren de una gran cantidad de recursos, de mamá, de papá, de los abuelos, las visitas... y todo eso lo notan. De manera que desde que "ese" llegó esto ya no es lo que era, tienen que esperar, tienen que hacer cosas solos que antes no hacían y tienen que aguantarse! Eso no puede ser cosa de mamá ni de papá, tiene que ser por culpa del hermanito, porque antes eso no pasaba. Y ya no digamos si tiene que dejar de usar la cuna para "prestársela" a su hermanito, o dejar el carrito, o la teta... Si aún le sumamos el mensaje del gracioso de turno que le deja caer un "ahora mamá (o papá, o cualquier otro miembro de la familia) ya no te va a querer que ya tiene al bebé" ya la hemos liado.


Entonces, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo podemos ayudarles a llevar mejor ese momento? ¿Hay algo que le facilite ese proceso? Ese momento es duro y requiere que reorganicen su vida y amplíen el concepto de familia para incluir al hermanito.


En primer lugar podemos neutralizar la amenaza. Contrarrestar los efectos negativos y redistribuir los recursos para que no sienta que le vienen a quitar nada, o al menos que sea muy poquito o que gane mucho más de lo que le quitan. Algunas cosas que nos pueden ayudar son:


Planificar durante el principio del embarazo lo que vamos a necesitar aprovechar del hermano mayor y retirarlo con antelación suficiente para que los dos hechos no estén relacionados. Por ejemplo, si necesitamos la cuna, ya en el primer trimestre o a principios del segundo, hacer el cambio a la cama de mayores. Así pasarán meses y el cambio será porque ya es mayor, no porque alguien la necesite. Para eso le puede ayudar elegir cómo va a querer la nueva cama: si quiere colcha de sus dibujos favoritos, si quiere peluches, muñecos, etc. De esta forma es protagonista de su proceso de maduración.


Desde que el bebé puede moverse en la barriguita y escuchar, hacerle partícipe de eso, de este modo ya empiezan a interactuar entre ellos antes de que se conozcan en persona. Además podemos aprovechar para contarles que se mueve cuando él habla (si nos fijamos, suele ser así, reconocen perfectamente la voz de su hermanito mayor y reaccionan ante su presencia) y podemos explicarle que le conoce, que le quiere y que está deseando conocerle.




Si creamos una rutina entorno a esto estamos favoreciendo el vínculo entre ellos y depositando en el hermano mayor que el pequeño le quiere y viene a sumar. Además esto es cierto, porque los pequeños suelen adorar a sus hermanos mayores. Si todos los días vamos dejando el mensaje de que este nuevo miembro de la familia te quiere y está de tu parte, ya desmontamos la teoría del enemigo y ya le hacemos sumar para compensar todo lo que resta. Y esto que suma es mucho más poderoso, porque suma amor.


Es cierto que cuando nazca el bebé va a necesitar mucha atención, sobre todo de mamá, de manera que necesitamos trasformar eso en una oportunidad para integrar al hermano mayor. Darle importancia y relevancia al rol de hermano mayor, ayúdame a cuidarle, ayúdame a vestirle, a cambiarle el pañal, acompáñale mientras toma el pecho para que esté más tranquilo, porque si estás tú está más tranquilo y más contento, enséñale cómo es eso de vestirse solo que él no sabe, vamos a enseñarle al bebé cómo hacen los mayores para ir al baño porque aún no sabe, puedes enseñarle tú. Incluso podemos recalcarlo con mira bebé, que mayor es tu hermano, fíjate, mira lo que es capaz de hacer! De esta forma ambos están recibiendo atención y el mayor pasa a ser protagonista también.


Debemos mantener sus momentos especiales y que tengan a mamá en algún momento a solas para sus cosas, sin nadie más por medio. Es importante decirles verbalmente y también con besos y abrazos, cuanto le queremos. Ya puede entender que igual que el quiere a mamá y a papá, también mamá quiere a los dos hermanitos porque se puede querer infinito a muchas personas y eso él ya lo siente por sus dos padres.


Estas son algunas ideas, que si bien no van a eliminar todos los momentos de pelusilla, si que van a ayudar a mejorar mucho ese momento de transición y ayudarnos a conectar con nuestro primogénito para ayudarle.

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